Te ofrecemos varios consejos sencillos para que dejes de aplazar para mañana las tareas que puedes hacer hoy.
¿Alguna vez has dejado para mañana lo que podías hacer hoy? Seguro que sí. Retrasar continuamente nuestras tareas es una costumbre muy humana que conocemos como procrastinación. Nadie está a salvo, y en los últimos tiempos es mucho más fácil caer en ella. La generalización del teletrabajo debido a la pandemia de covid-19, por ejemplo, está suponiendo todo un reto de cara a evitar las tentaciones de procrastinar, algo a lo que no ayudan tampoco las tecnologías. Para muchas personas, conseguir centrarse en una tarea delante del ordenador, sin la presión de sentirse observado por jefes o compañeros, y con mil y una distracciones al alcance de un clic (un e-mail que llega, una notificación en las redes sociales, un repaso rápido para ver las noticias del día) es una misión imposible.
Lo peor de todo es que la procrastinación, en general, nos hace sentir mal. No es lo mismo planear una tarde relajada que consiste en vaguear en el sofá o dedicarse a ver series o el móvil, que saber que tienes tareas por hacer y ver cómo pasan las horas sin que avances absolutamente nada.
Si bien la procrastinación se ha vinculado siempre a una mala organización del tiempo, en los últimos años se han publicado varios estudios psicológicos que achacan este fenómeno a un problema de gestión de las emociones y no del tiempo. La idea es que la tarea que estamos posponiendo nos hace sentir mal por algún motivo (quizás por ser aburrida o demasiado difícil), y para sentirnos mejor en el momento (no a largo plazo), nos ponemos a hacer otra cosa, como ver vídeos. De hecho existe, incluso, un estudio, publicado en 2015 en la revista Computers in Human Behavior, que analiza a fondo las razones del éxito rotundo de los vídeos de gatitos en YouTube.
En todo caso, lo cierto es que no nos gusta procrastinar, pero a veces nos faltan herramientas para luchar contra la tentación. En su libro Procrastination: Why You Do It, What to Do About It Now, las psicólogas Jane Burka y Lenora Yuen ofrecen algunas estrategias para abandonar el mal hábito de aplazar las tareas importantes. Quizá te funcionen algunas de estas técnicas:
1. Busca objetivos realistas
Tendemos a ser demasiado utópicos cuando establecemos metas. Cuéntale tus propósitos a alguien que te conozca bien: si esa persona cree que has sido poco realista, reduce tus listones para evitar la frustración limitadora.
2. Comprométete públicamente
Habla de tus objetivos a personas que sepas que te van a apoyar.
3. Ten previstas recompensas para cada fase de la tarea
Busca pequeños incentivos y prémiate cada poco. Es mucho más gratificante esa dosis continua que buscar un gran premio para el final del proceso.
4. Adapta tu horario a tu biorritmo
¿Eres diurno o nocturno? Es importante que trabajes en tus momentos de mayor energía.
5. Para afrontar un objetivo grande, divídelo en pequeñas tareas
Cuando se trata de una meta a medio o largo plazo, lo más difícil es empezar. Trocear la ejecución en fases te ayudará.
6. Utiliza la regla de los cinco minutos
Se trata de una norma sencilla. Si estás proyectando una actividad que puedes ejecutar en los próximos cinco minutos, no la planifiques: hazla.
7. Sé asertivo
Tu procrastinación viene, muchas veces, de compromisos que has adquirido por no saber decir “no”.
8. Intenta ser proactivo
Por ejemplo, en vez de leer pasivamente, subraya y haz esquemas.
9. Recuerda continuamente cuál es tu motivación
Trata de tener presente –apuntándolo, por ejemplo– por qué quieres emprender esta tarea. No te conformes con los “Tengo que…”, son mucho más efectivos los “Quiero…”.
10. Trata de encontrar un sentido vital amplio a lo que estés haciendo
Si lo afrontas solo como una tarea desagradable puntual, es más difícil que te motives. Busca la forma de asociarlo a tu crecimiento personal.
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