Por Fernando Castro Borges
Fue el 23 de febrero de 2009 cuando entró al recinto preparado por la Universidad de Quintana Roo (UQRoo). Su imagen atraía todas las miradas. Las voces susurrantes quedaron en silencio con su aparición. Momentos después, el auditorio rompía un aplauso para reconocer la trayectoria del gran personaje que visitaba la ciudad más al sur de nuestro México.
Todos queríamos estar cerca de él. De ninguna forma era una ceremonia más. La Universidad de Quintana Roo entregaba su primer Doctorado Honoris Causa al dramaturgo Carlos Fuentes.
Impecable con su guayabera blanca de lino, siempre observando el entorno, estaba listo para recibir el reconocimiento y todo estábamos ávidos por escuchar su mensaje.
El autoproclamado escritor cervantino nos hizo reflexionar cuando resaltó que “ante los problemas que hay en el mundo, sobre todo en lo económico, que afecta prácticamente a todos los países, lo primero es poner orden en casa para que haya estabilidad, y sé que es difícil por el acoso de la inseguridad”. Nunca más vigente su mensaje que hoy.
Años antes tuve la fortuna de asistir a una conferencias de Carlos Fuentes. Fue la primera vez que estuve en un evento del escritor mundialmente reconocido. Recuerdo que fue en un hotel del centro de la Ciudad de México, a mediados de la década de los noventa, durante la presentación del libro “Diana o la cazadora solitaria”. Al término del evento, le solicité un consejo sobre qué libro “devorar”. Él, con una mirada protectora, me recomendó leer “todo” y que me entusiasmara siempre al hacerlo, consejo que atesoro de ese primer encuentro.
Durante su intervención, nos dio cátedra de su conocimiento sobre el surgimiento y la importancia de que en este punto geográfico se diera el primer mestizaje, el cual no se produjo en un entorno de sangre y armas, sino en medio de una historia de amor entre el español Gonzalo Guerrero y una mujer maya llamada Zazil Ha.
En el evento donde se concedió el Primer Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Quintana Roo, el homenajeado y autor de la “Región más transparente” nos regaló una bellísima reflexión, que a continuación comparto:
“México no termina en Chetumal, sino que empieza en Chetumal. Aquí comienza Quintana Roo. En esta frontera sur, nuestra Latinoamérica se encuentra con nuestro país”. Fue la primera vez que lo escuché y me estremecí por tal verdad: “Aquí inicia México”… ¡Qué orgullo y qué responsabilidad para quienes habitamos este Lugar donde Crecen los Árboles Rojos, como hoy es conocida esta tierra por todos sus visitantes.
Al concluir la ceremonia de investidura, todos buscamos saludarlo, mostrarle nuestra admiración. Al aproximarme, sonrió y me felicitó por vivir aquí, para luego seguir su camino extendiendo la mano a todo aquel que se le acercaba.
Hablar de la trascendencia de Carlos Fuentes es hablar del mundo intelectual de México en el Siglo XX. Sin duda fue un personaje ilustrado, reconocido en todo el mundo, que obtuvo los reconocimientos más importantes otorgados a escritores en lengua española.
Carlos Fuentes Macías fue un hombre de letras comprometido con su tiempo, que a lo largo de su obra dio a conocer cada región de México. De ahí su grandeza. Este 11 de noviembre, el autor de “Aura”, “La Silla del Águila” y decenas de obras más, cumpliría 93 años. Seguimos disfrutando sus textos, que no pierden vigencia y siguen aportando a la identidad nacional.
A este extraordinario escritor se le recuerda todos los días, al pasar por la maravillosa bahía caribeña de la frontera sur, donde se lee el anuncio multicolor que identifica el lugar: “Chetumal: Aquí inicia México“.
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