Por Cosmo Universitario
Ciudad de México, [Fecha] - Los plásticos de un solo uso, como las bolsas, han sido un tema de preocupación global debido a su impacto ambiental negativo. Sin embargo, científicos del Instituto de Ingeniería (IINGEN) de la UNAM han desarrollado un innovador método de evaluación de biodegradabilidad y ecotoxicidad utilizando larvas de Tenebrio molitor y Zophobas morio, que podría revolucionar la forma en que se evalúan y certifican las bolsas biodegradables.
El uso generalizado de plásticos de un solo uso, como las bolsas de plástico, ha llevado a la acumulación de millones de toneladas de residuos plásticos en todo el mundo. Estos residuos plásticos contaminan los océanos, los ríos y el medio ambiente, lo que representa un riesgo no solo para los ecosistemas sino también para la salud humana, según el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas.
El problema radica en que los plásticos convencionales no se biodegradan fácilmente y pueden tardar cientos de años en descomponerse. Para abordar este desafío, un equipo de investigadores liderado por María Neftalí Rojas Valencia en el IINGEN de la UNAM ideó un Método de Evaluación de Biodegradabilidad, Ecotoxicidad y Desintegración de Polímeros Compostable que utiliza larvas de escarabajo para degradar las bolsas de plástico y evaluar su biodegradabilidad.
María Neftalí Rojas Valencia, líder del proyecto, explicó que las larvas de Tenebrio molitor y Zophobas morio tienen la capacidad de consumir y digerir bolsas de plástico. El proceso permite a los investigadores observar cómo las larvas consumen cualitativamente el material y analizar el excremento para detectar cambios en la estructura química de la bolsa.
La principal ventaja de este método es su rapidez. Mientras que las normativas tradicionales pueden llevar de seis meses a dos años para obtener resultados, el Método de Evaluación de Biodegradabilidad desarrollado por el IINGEN puede ofrecer resultados en tan solo siete días si las larvas consumen el plástico, lo que indica que es biodegradable y compostable.
Además de ser más rápido, este método también es más económico y amigable con el medio ambiente, ya que no requiere el uso de reactivos químicos y no consume mucha energía ni equipos sofisticados. Esto lo hace especialmente beneficioso para las fábricas de bolsas que necesitan resultados rápidos y confiables.
El proyecto liderado por María Neftalí Rojas Valencia surgió en 2018 como respuesta a la creciente preocupación por la contaminación plástica. Desde entonces, ha ganado reconocimiento y recientemente obtuvo el tercer lugar en la premiación del Programa para el Fomento al Patentamiento y la Innovación (Profopi) 2023, por su contribución a la convergencia de los conocimientos científicos con las necesidades productivas y su importante vínculo entre la investigación y su aplicación industrial.
Este método pionero no solo representa un avance en la evaluación de bolsas biodegradables, sino que también destaca el compromiso de la UNAM y sus investigadores con la búsqueda de soluciones sustentables para abordar los desafíos ambientales actuales.
María Neftalí Rojas Valencia concluyó: "Me da gusto ver el entusiasmo de estudiantes que han participado en este proyecto porque seguiremos adelante con esta investigación gracias al apoyo de distintas empresas interesadas y, sobre todo, de la UNAM". El trabajo del equipo de investigadores ofrece una prometedora perspectiva para abordar el problema de los plásticos de un solo uso y avanzar hacia un futuro más sostenible.
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