Redactor: Laura
Científicos del observatorio H.E.S.S. de Namibia han registrado los rayos gamma de mayor energía conocidos, provenientes del Púlsar de Vela, una estrella muerta. Estos rayos alcanzaron energías de 20 teraelectronvoltios, lo que equivale a diez billones de veces la energía de la luz visible. Las observaciones, publicadas en 'Nature Astronomy', cuestionan las teorías actuales sobre la producción de rayos gamma pulsantes.
Los pulsares son restos estelares que surgen tras explosiones de supernovas, y aunque pequeños en tamaño, su densidad es impresionante. "Una cucharadita de su material pesa más de cinco mil millones de toneladas", destaca Emma de Oña Wilhelmi, científica del H.E.S.S. y coautora del estudio. Estas estrellas muertas giran a gran velocidad y emiten haces de radiación electromagnética, similares a faros cósmicos.
El Púlsar de Vela, ubicado en la constelación Vela en el cielo del hemisferio sur, es notorio por ser el púlsar más brillante en la banda de radio y el más luminoso en rayos gamma en el rango de gigaelectronvoltios (GeV). No obstante, esta radiación cesaba abruptamente más allá de unos pocos GeV. Gracias a H.E.S.S., se ha identificado una nueva componente de radiación de hasta decenas de teraelectronvoltios (TeV). "Es unas 200 veces más energético que cualquier radiación detectada de este objeto", comenta Christo Venter, coautor del estudio.
El hallazgo presenta un desafío para los modelos actuales de cómo funcionan estos aceleradores naturales. "El esquema tradicional, donde las partículas se aceleran a lo largo de líneas de campo magnético, no puede explicar lo que observamos", señala Arache Djannati-Atai, director de la investigación. Posibles explicaciones podrían involucrar la aceleración de partículas mediante reconexión magnética, aún queda el desafío de cómo se produce tal radiación extrema.
Este descubrimiento no solo establece un nuevo récord para el Púlsar de Vela, sino que también promete una revolución en la observación de otros púlsares. Djannati-Atai sostiene que "este descubrimiento abre una nueva ventana para la detección en el rango de decenas de teraelectronvoltios, allanando el camino para entender mejor los procesos de aceleración extrema en objetos altamente magnetizados".
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