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El abasto de medicamentos y el sistema de salud como Dinamarca, una utopía

Por Ricardo Burgos Orozco

La emergencia por el Covid 19 ya se levantó en México, pero la pandemia dejó muchas secuelas no solamente en miles de personas fallecidas --- se calcula que son alrededor de 600 mil hasta el momento --- millones de enfermos durante casi tres años y un sistema de salud que sigue colapsado.

Otra de las consecuencias fue el desabasto de medicamentos en casi todo tipo de enfermedades, desde las más simples, como un resfriado, hasta aquellas que requieren tratamientos complicados y que ponen en riesgo la vida de los pacientes.

Está el caso de los fármacos psiquiátricos para las personas con problemas de salud mental. Hace cinco meses hay desabasto y el gobierno no lo resuelve; todas son promesas. La carencia más preocupante es medicamentos como clozapina, litio y amitriptilina, que se utilizan para tratar esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor. Casi cinco millones de personas tienen ese padecimiento en México.

Sin embargo, el gobierno presume que somos autosuficientes en ese tipo de medicamentos. El hecho es que no existen en el mercado por más que la gente los busca.

Hay que recordar que el gobierno mexicano decidió centralizar hace dos años las compras de medicinas para, supuestamente, evitar malos manejos. Eso derivó en el desabasto de los fármacos, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que se rompió el sistema de corrupción que se había establecido y que impedía contar con medicamentos de buena calidad. El mandatario reconoció que hay que mejorar ahora el sistema de distribución para llevar los medicamentos hasta los rincones más apartados del país.

López Obrador no ha dejado de repetir que hasta antes de su administración, diez empresas acaparaban el mercado de los medicamentos. De ellas, tres concentraban el 40 por ciento de la venta a precios elevados.

Puede que todo eso sea cierto, aunque no se ha comprobado. El hecho es que estamos llegando al quinto año de la presente administración y el desabasto de medicamentos sigue y se mantiene con promesas que hasta ahora no se han cumplido para millones de pacientes con alguna enfermedad.

El secretario de Salud, Jorge Alcocer habla que, entre otros, se han adquirido fármacos oncológicos y supuestamente hay en existencia, pero muchos enfermos y sus familias se siguen quejando de que no hay la medicina que buscan para su padecimiento. Son puras promesas, pero miles están en riesgo de vida diariamente.

Una mala señal fue la creación, y desaparición meses después, de lo que era el Insabi o el Instituto de Salud para el Bienestar, que había sustituido al Seguro Popular, creado en 2003 por el entonces presidente Vicente Fox Quesada, que era perfectible y estaba funcionando.

La promesa de un sistema de salud superior al de Dinamarca, como lo ha manifestado el presidente López Obrador en repetidas ocasiones, se ha quedado en una utopía junto con el abasto suficiente de medicamentos.

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