Por Fernando Castro Borges
La historia maya, con la llegada de los españoles a las costas de la Península de Yucatán, está marcada por la resistencia social que ofreció, donde los nativos defendieron en todo momento sus creencias, su organización social y, en sí, su vasta cultura.
Esta resistencia social y cultural quedó plasmada en cada uno de los levantamientos que a lo largo de la historia se realizaron contra los conquistadores. La defensa de sus valores era evidente en cada pugna; la defensa de su cultura y su visión del mundo fue el estandarte en cada enfrentamiento. Es evidente que los símbolos eran parte de su identidad.
El balché, como símbolo maya, fue uno de los elementos más presentes por su valor ancestral. No se trata sólo de un árbol endémico de la geografía caribeña; es parte de las creencias religiosas. Acán era el dios del balché; no honrarlo estaba fuera de cualquier consideración… hasta que llegaron los españoles. Considerado uno de los dioses más relevantes, es el señor de la bebida, la enfermedad y la muerte.
Acán se representa con una jeringa de enema y/o se ilustra con vómitos, signos indiscutibles en los ataques de beber. Con la entrada de la evangelización, los rituales mayas quedaron prohibidos, entre ellos el consumo del balché.
Con su corteza se elaboraba una bebida fermentada, la cual llevaba el mismo nombre. Esta bebida estaba presente en cada uno de los rituales mayas, por lo que fue prohibida por los europeos, y así se convirtió en un elemento de defensa en la resistencia emprendida.
El balché, bebida invitada en los rituales, es un elixir que acompañó a los mayas en la defensa de sus tierras y su cultura; un licor que se prepara con tiras de corteza de balché, agua “virgen" (recién tomada de algún cenote) y miel de abeja. El líquido se envuelve con hojas de plátano, se hierve durante dos horas y se deja fermentar por dos días, logrando un sabor dulce.
En los actos donde el banché está presente, se sirve en un “luuch” y es bebida por los asistentes a la ceremonia. Quien lo bebe se vuelve parte de la comunidad, ya que da pertenencia que cohesiona y otorga la aceptación en el colectivo.
El balché es una bebida ancestral que demuestra valor y tradición. Esta bebida fue defendida por ser parte de su cultura y es un elemento de orgullo maya.
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