Hace algún tiempo, en algún lado leí o escuché la idea de que en ocasiones vamos por la vida “dando puntadas sin hilo”, es decir, haciendo cosas sin ton ni son, cosas sin un objetivo claro o que no están realmente relacionadas con nuestros proyectos o metas, sean personales o profesionales, cosas que no tienen que ver con nuestros sueños o con la vida que deseamos tener.
A veces, no resulta de una elección consciente y determinada el que acabamos en algún momento y lugar en el que parece que estamos zurciendo invisible y sin hilo, porque es lo que hay, porque no hay hilos de los colores que nos gustan o preferimos o no es el bordado que nos gustaría, queremos o sabemos hacer, hasta podría parecer (o se siente) que caímos en el lugar equivocado, incluso podríamos preguntarnos ¿qué hago aquí? (¿cuánto más puedo quedarme aquí?).
Para esos momentos creo que tenemos varias opciones, por el momento quisiera plantearte dos.
Una podría ser, darnos cuenta lo más pronto posible que estamos dando puntadas sin hilo y salir de ese lugar lo más rápido que se pueda, para no invertir ni perder tiempo, recursos y energía (recordemos que no son ilimitados) en algo que no nos llevará a ningún lado que queramos ir o que no sumará realmente a nuestros proyectos y si puede restarnos, atrasarnos o desviarnos de nuestro camino.
Otra opción, que podría entrar en esta tendencia de encontrarle a todo el aprendizaje, lo bueno y lo positivo, sería creer y confiar en que este es el mejor momento y que tal vez sea una pausa en el camino para preparar lo que viene después, y que quizás, aunque no vemos claramente el patrón que está formando ese hilo que nos parece invisible ahora es probable que en algún momento cobre sentido y hagan figura para lo que sigue.
Estas opciones implican darnos el tiempo de conocernos y tener claros nuestros proyectos, cuestionarnos el para dónde vamos y si lo que hacemos está en línea con nuestros objetivos o estar abiertos a las nuevas experiencias y dejarnos crecer por ellas, darnos la oportunidad de sorprendernos por lo que pueda ir revelándose en el camino y estar dispuestos a ir construyendo sobre la marcha e ir redefiniendo de vez en vez.
Es importante hacer el espacio para observar aquello que estamos viviendo, tratando de no juzgarlo, sólo mirar lo que está sucediendo y hacernos preguntas como ¿en qué momento me encuentro? ¿esto que estoy viviendo para qué podría servirme? ¿cómo me estoy sintiendo con esto? ¿qué me aporta? ¿para dónde parece que me lleva todo esto?
Identificar en que momento nos encontramos puede resultar interesante, no es lo mismo estar en un momento de crecimiento, o de expansión, o de cambio de perspectiva, o de confrontación con el viejo tú, o de reconocimiento con el nuevo tú, o de pausa para desarrollar otras habilidades en las que ni habías pensado, o en un momento de reflexión, de encuentro con tu interior, o momento para recapitular, recapacitar o redireccionar, etc.
En lo personal (aunque pueda leerse demasiado optimista y romántico) casi todas las situaciones y momentos, pueden proporcionarnos elementos para hacer hermosas creaciones, al final del día tal vez no existen puntadas sin hilo, quizá sólo necesitamos mirar las cosas desde otra perspectiva, o no.
Y tú, ¿qué bordas día a día?
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